jueves, enero 17, 2008

Memoria


Estoy bendecido con una memoria muy bizarra: los datos se liberan de mi cerebro de la misma manera en la que quedan los trozos de alimento entre los dientes; un nombre por aquí, una imágen por allá; el problema es cuando necesito hacer uso de los recuerdos, debo buscar el comienzo del hilo y de ahi ir formando relaciones que me lleven al dato que me hizo hacer la remembranza. Es como si para recordar un barco, debiera retrotraerme al primer eslabon de la cadena del ancla, visible sobre el agua.
Para llegar al punto de inicio, se activa una revisión casi aleatoria de eventos, el poder formar estos recuerdos se ha convertido en todo un proceso, es un momento mío, personal, egoísta, misántropo; donde invoco imágenes que pasan entre mis párpados y mis pupilas, en una revisión desatada de sensaciones que van naciendo ante cada recuerdo.
Este modelo tiene su pro y sus contras: por una parte la revisión de tu pasado, te reactiva el ser humano que tratamos de esconder, por otra parte, el objetivo contra el cual se gatilló el asunto: buscar un recuerdo en particular que necesitaba, rara vez se logra.

Pero nadie me puede quitar lo bailado....